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| Iglesia de la Misericordia de Angra (siglo XVIII) y delante las Puertas del Mar |
La tercera isla de las Azores en ser descubierta, a la que pusieron por nombre Terceira, vete a saber por qué obviedad, es sin duda un lugar interesante. Su relevancia se constató cuando la Unesco le otorgó la distinción de Patrimonio de la Humanidad a su capital, Angra do Heroísmo (ya hablaremos de este apellido).
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| Mural de autopromoción angrense |
Su centro histórico recibió este galardón en 1983 y, posteriormente, se le unió la isla de Pico con su paisaje vitivinícola (2004). En Angra encontramos un mural callejero que recuerda este hito, obra de Nathan Luiz Ortix y realizado en 2024
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| Increíble paisaje de montaña en la caminata que hicimos en Serreta |
Exhibe también unos paisajes de montaña excepcionales, que disfrutamos durante una caminata circular algo dura en Serreta al final de la estancia. Musgos enormes cubren sus rocas en unos parajes casi de cuento.
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| Emblemático mirador en la Serra do Cume |
Destaca igualmente su antiguo paisaje volcánico, con un mirador impresionante sobre la caldera de la Serra do Cume. Ante el visitante, un enorme mosaico de campos verdes, muros de piedra volcánica y una enorme sensación de paz. De todo ello y algo más va esta entrada que ahora comienza.
La isla en sí es de las más regulares del archipiélago, redondita y sin accidentes geográficos llamativos, a excepción del grano que supone el monte Brasil en su capital, Angra do Heroísmo. Terceira tiene 400 kilómetros cuadrados de extensión (18 de ancho y 29 de largo en sus puntos máximos), unos 60.000 habitantes y además de Angra, que es una de las tres capitales de Azores, una segunda ciudad importante, Praia da Victoria. Angra es igualmente sede de la principal universidad azoriana.
Llegamos en nuestro segundo vuelo interno con la aerolínea Sata procedentes de Flores, y todo fue bien a excepción de un pequeño retraso en la salida. Era el segundo y último vuelo de estas características, pues cinco días después volveríamos al aeropuerto de Lajes para regresar a Oporto ya en un avión grande.
Este aeropuerto comparte doble función, civil para vuelos ordinarios y tiene anexa una base militar operada por Portugal y Estados Unidos en la que existe una dotación norteamericana. Precisamente en esta base se tomó en marzo de 2003 la famosa foto del trío de las Azores (George Bush, Toni Blair y José María Aznar), en la que se decidió la catastrófica invasión de Irak, de triste recuerdo. En el viaje rememoramos esa foto en plan de coña.
Tras llegar nos dirigimos a nuestro alojamiento en Porto Martins, dentro del municipio de Praia Victoria, en el este de la isla. Al final de la entrada hablaremos de la casa.
ANGRA DO HEROÍSMO
Estuvimos en varias ocasiones en Angra do Heroísmo, que a partir de este momento y a efectos del blog pasa a ser solo Angra. Para dejar de lado su apellido contaremos sucintamente de donde proviene este apelativo grandilocuente de una ciudad con historia y un centro urbano atractivo. Angra viene a significar ensenada o bahía, en alusión al lugar donde se levantó la ciudad, y conforma un lugar de abrigo para barcos gracias al saliente del monte Brasil. Fundada en 1534, tiene en su currículum haber sido la primera población de Azores que recibió el título de ciudad. Pero el apellido de Heroísmo le llegaría tres siglos después, otorgado por la reina María II por su apoyo a los liberales en las guerras civiles de finales de la década de 1830.
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| Fuerte de San Sebastián, en el lado este de la bahía de Angra |
Angra tiene un pasado militar evidente, lo que se aprecia nada más llegar a la ciudad. Aparcamos fuera del centro histórico, junto a la plaza de toros (hablaremos de ella) y bajamos andando hacia la costa, donde nos encontramos con el fuerte de San Sebastián. Imponente aún hoy, su destino presente es muy diferente al militar.
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| Murallas del fuerte de San Sebastián |
Ahora alberga una pousada histórica, que viene a equivaler a nuestros paradores nacionales. Se accede por la puerta del castillo, pero una vez dentro la actividad castrense se ha esfumado.
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| Interior del fuerte de San Sebastián, ahora un hotel de diseño |
No sabíamos si el acceso era libre, pero nadie lo impedía. Así que entramos al recinto interior de las murallas, un lugar cuidado como corresponde a un hotel de alta gama. Resultaba evidente que los niveles del suelo en el interior habían sido modificados, pero obviamente su finalidad ahora no es defensiva.
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| Vista de Angra desde el fuerte de San Sebastián |
Desde las murallas apareció ante nuestros ojos el puerto deportivo y el conjunto de la ciudad, con un skyline conservado, sin edificios modernos que lo trastoquen. Al otro lado de la bahía, el segundo fuerte de Angra, el mayor, la fortaleza de San Juan Bautista.
Y cerca del puerto deportivo, en el centro de la ciudad, una playa con pinta de artificial, el único arenal que vimos por la zona.

Descendiendo del fuerte bordeamos el puerto deportivo, llenito de embarcaciones. No vimos ninguna navegando, pero docenas atracadas.
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Portas do Mar y al fondo la antigua alfandega (aduana)
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Llegamos al casco histórico, Patrimonio de la Humanidad. Lo primero de todo, las Puertas del Mar y detrás de ellas la antigua aduana.
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| Reloj de horas y días de la semana |
Seguramente antaño el agua llegaba hasta las escalinatas, por las que los viajeros desembarcaban e inmediatamente eran sometidos a inspección. Con los rellenos, como en Ponta Delgada y casi cualquier ciudad costera, el mar se ha alejado del núcleo urbano. En el vestíbulo de la vieja aduana en una pared colgaba un viejo y curioso reloj, que además de las horas y el día del mes informaba igualmente del día de la semana.
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| Estatua de Vasco de Gama, quien desembarcó aquí en 1499 |
El paseo por la ciudad histórica comienza en este punto, y tres de los viajeros no se resistieron a inmortalizarse con Vasco de Gama, el primer navegante que hizo el viaje directo entre Portugal y la India, dando al vuelta a África por el cabo de Buena Esperanza. Fue un hito que lo convirtió en héroe nacional, aunque también se recuerda su brutalidad. La escultura data de 1883.
Desde la iglesia nos dedicamos a recorrer las calles centrales, Santo Espíritu, Dereita, Boa Nova y otras.
Algunas de ellas están peatonalizadas y todas muy cuidadas, con edificios pintados en colores varios, pero todos o casi en estado de revista.
Tienen estas calles comercios muy interesantes, incluso los que ofrecían recuerdos lucen un toque particular. Nada que ver con la mayoría de los que existen en el centro de las ciudades turísticas.
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| Plaza del Ayuntamiento, con la sede municipal al fondo |
Por la calle Dereita llegamos a la plaza del Ayuntamiento, amplia y solo cerrada al tráfico en la puerta de la casa municipal. Una agradable terraza dependiente de una pastelería del otro lado de la calle nos sirvió de descanso y para jugar alguna partida al chinchimonis. La pena eran los coches y motos que pasaban con los motores revolucionados, pero qué se le iba a hacer, estábamos en pleno centro.
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| Jardines en el casco urbano de la ciudad de Angra |
Las calles que parten del Ayuntamiento están en cuesta y llevan a la parte más alta de la ciudad. Callejeamos también esta zona, y además de edificios interesantes encontramos unos cuidados jardines. Vallados en su totalidad, los carteles informaban que a las ocho de la tarde se cerraban. En estos jardines localizamos el monumento a Almeida Garret, considerado impulsor del romanticismo en Portugal y destacado político liberal. Al parecer tuvo que ver con el añadido a Heroísmo al nombre de Angra.
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| Monumento al escritor y político Almeida Garrett |
Tuvo una vida intensa y agitada, exiliado, escritor, ministro, diplomático en Bruselas... que en parte se recoge en la placa colocada al lado del monumento.
Almeida había recalado en las Azores huyendo de la invasión napoleónica. Finalizada, regresó al continente.
Pero Angra no solo ha crecido hacia el interior de la isla, también se ha extendido por la zona litoral, al oeste, para conectar con el monte Brasil. Allí se encuentra la segunda fortaleza, mucho mayor que la de San Sebastián.
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| Playa en el centro de Angra |
Antes de dirigirnos a la segunda fortaleza, la primera en importancia, volumen y cañones, recorrimos un barrio de calles estrechas, cuadriculadas y aspecto antiguo. Está situado sobre la playa.
Pasaban coches, lo que nos obligaba a buscar protección dada su estrechez. Vimos algunos restaurantes, hoteles cuidados, casas bien conservadas y otras que necesitaban una mano de pintura.
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| Retrato de grupo en una cámara pública y gratuita |
Este barrio limita con la zona más moderna de Angra por la calle de la Catedral. Este templo y la iglesia de la Misericordia solo los visitaron algunos miembros del grupo, ya que aplicaban una tasa de entrada de tres euros. En una plaza de esta calle, ya cerca del monte Brasil, nos inmortalizamos en una pantalla callejera instalada por el Ayuntamiento. Muy modernos en Angra..
Antes de entrar en el recinto militar nos encontramos con una enorme fuente tipo bebedero, con un nombre curioso, Tanque do Azeite.
Por mucho que buscamos no encontramos información sobre este nombre, ni si tenía alguna relación con el aceite. Solo que se construyó a finales del siglo XVI.
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| Entrada a la fortaleza de San Juan Bautista, cerrada a las visitas |
Tras subir una cuesta pronunciada llegamos al fuerte principal del complejo. La puerta estaba cerrada y sin indicación alguna sobre la posibilidad de visitarlo, tuvimos que conformarnos con el exterior. Lo más curioso es que se trata de la mayor fortaleza construida por España fuera de la península. Además del castillo, largas murallas, hasta cuatro kilómetros y en distintos niveles, circunvalan el monte Brasil con varios bastiones defensivos.
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| Puente de piedra para acceder al castillo, en origen un puente levadizo |
La guarnición del complejo estaba integrada por 1.500 soldados y 400 piezas de artillería, Pero si militarmente era inexpugnable, siempre hay otros factores en juego. Así, en 1642, la guarnición española tuvo que rendirse a los portugueses tras la independencia lusa después de 60 años integrada en la corona española. El cerco del fuerte duró casi un año y la partida se decidió por la contaminación de los depósitos de agua, que provocó una epidemia entre los defensores.
Este complejo militar fue clave para garantizar la seguridad de los envíos de plata desde las colonias españolas en América, junto con los de Cartagena de Indias y La Habana, lugares donde los barcos recalaban con seguridad. Además de cuartel militar, posteriormente ha sido cárcel para presos políticos (1926) y también albergó cinco años al rey Alfonso VI de Portugal durante su exilio (1669-1674). Un lugar con historia.
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| Recuerdo de la llegada del ejército británico |
Bajamos del monte Brasil a la ciudad por una ladera que ahora es una zona verde y de esparcimiento, y en ella encontramos una placa de metal de dimensiones considerables. Conmemora la llegada a Terceira de un importante contingente militar británico en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. Es evidente que las Azores, y de manera singular Terceira, tienen un pasado militar destacado. Incluso presente con la base americana de Lajes.
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| Monumento a los presos políticos (2022) |
El pasado carcelario y por tanto tenebroso de la fortaleza se recuerda en el monumento, bello y original, que nos encontramos en el parque municipal de Relvao. Vista de frente o desde atrás parece una sucesión de líneas metálicas.
Pero desde un lateral la escultura cobra vida. Está dedicado a los presos políticos, tanto de la dictadura salazarista del siglo pasado como de otras épocas, lo que se detalla en la base de mármol. Obra del escultor Julian Voss-Andreae, de origen alemán pero residente en Estados Unidos.
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| Claustro del convento de San Gonzalo |
El día anterior a dejar Terceira (y las Azores) visitamos el convento de San Gonzalo, primer y mayor complejo conventual de Angra (1545). Su exterior e incluso el claustro que pudimos visitar (hay otro que no nos mostraron) son sencillos, pero no así su iglesia.
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| Iglesia del convento de San Gonzalo con sus espectaculares mosaicos |
El templo guarda importantes obras, caso del retablo dorado, pinturas y esculturas del siglo XVIII, paneles de azulejos de ese mismo siglo y el XVII. Una monja caboverdiana nos mostró el recinto (3,5 euros persona de entrada), y nos refirió el declive de la orden de las clarisas, que llegó a tener un centenar de religiosas en este convento y ahora solamente son tres.
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| Imponente reja ovalada del convento, junto a ella la monja que nos lo mostró |
En la actualidad el convento como tal ha desaparecido por falta de religiosas y tiene en su interior una residencia para mujeres con problemas (y sus hijos) y un centro escolar. Y suponemos que aceptan visitas como la nuestra para tener otros ingresos. Nos llamó la atención en la visita el lugar donde las monjas clarisas podían recibir puntualmente la visita de familiares.... separados por una doble reja con un espacio entre medias; o sea, bien alejados y sin el menor contacto físico.
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| Ábside del templo con el retablo dorado |
Abandonamos el convento admirados por lo visto, y dudando que la situación actual pueda mantenerse. Que tres religiosas puedan conservar un recinto tan enorme, aunque ya no sean clarisas y tengan una relación más abierta a la sociedad. El interior del convento cuando lo recorrimos olía fuertemente a humedad.
Y antes de pasar la página de Angra, dejar constancia del vestíbulo que nos llamó la atención en una casa del centro histórico,
de un bonito gato dormitando sobre nuestras cabezas,
y de las existencia de una plaza de toros en uso (en Portugal no se mata a los toros), la única del archipiélago, y delante de ella un llamativo conjunto escultórico. Aclarar que el grupo de visitantes rechaza frontalmente esta cruel actividad.
Como despedida de la ciudad, su preciosa iglesia portuaria de la Misericordia, esbelta y atractiva. Y dejar constancia del resultado electoral, ya que las elecciones municipales se celebraron estando nosotros en Azores. El Partido Socialista retuvo la alcaldía de Angra con un 56% de los votos.
PRAIA DA VICTORIA
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| Vista de Praia da Victoria desde el cerro del Corazón de María |
Praia da Victoria es una ciudad muy diferente a Angra, menos monumental aunque tiene un coqueto casco histórico menos extenso. Originalmente su nombre era solo Praia, y lo mismo que Angra, la lucha entre liberales y absolutistas le añadió el apellido Victoria. Ocurrió en 1829 tras el triunfo de los liberales frente a los absolutistas de D. Miguel.
Estuvimos allí una mañana y la recorrimos con tranquilidad. Comprobamos que está claramente dividida: una zona litoral de servicios, con la playa, el puerto deportivo y hoteles, y la interior, alrededor de las iglesias y los edificios de época, el casco histórico.
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| En lo alto del monte, monumento al Corazón Inmaculado de María |
En un extremo de la playa, sobre un pequeño monte, construyeron a finales del siglo pasado (1983/1999) un monumento al Corazón Inmaculado de María que como poco se puede calificar de soso, tipo soviético. Pese a sus 16 metros de altura, lo único que destaca es un pedestal enorme y una imagen minúscula.
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| Ascenso por una escalinata en tramos al monumento a la virgen |
Ajenos a su significado religioso, decidimos subir para contemplar la vista de Praia Victoria. Fueron 284 escalones en una mañana soleada, ni uno más ni uno menos, y ni siquiera seguidos. En cada terraza habían colocado las escaleras a la siguiente en el extremo opuesto, obligando a recorrer completo cada nivel.
Una vez arriba, ratito de descanso y para abajo a fin de visitar la parte interior del pueblo.
Antes del descenso disfrutamos de la vista y de la amplia bahía de esta ciudad.
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| Arenal de Praia Victoria, el mejor que vimos en las Azores |
Una vez en el paseo marítimo, una pareja del grupo se animó a darse un baño en la playa y relataron una experiencia muy satisfactoria.
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| Ante la biblioteca municipal Silvestre Ribeiro |
Nos adentramos tras una pequeña subida en una serie de calle rectilíneas con placitas, edificios históricos y algunos monumentos.
Es una pequeña ciudad agradable, sin grandes maravillas.
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| El Ayuntamiento, como en San Miguel, con torre sineira y escaleras a la primera planta |
Uno de los edificios más destacados es la sede municipal, del siglo XVII, levantado después de que en 1614 un terremoto destruyera la anterior. Construido en piedra volcánica y en parte encalado.
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| Iglesia matriz de Santa Cruz, |
Llamativa también la iglesia de la Santa Cruz, de finales del siglo XV, pero al igual que el ayuntamiento, reconstruida en el XIX tras los daños causados por un terremoto en 1841. Pese a ello, mantiene vestigios de su estilo manuelino. Las obras hasta completarla duraron más de sesenta años.
Destaca su pórtico y en su interior guarda una rara escultura indo-portuguesa de marfil policromado, pero estaba cerrada y no pudimos verla.
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| Calle de Jesús, la vía comercial por excelencia y además peatonal |
Llegamos por fin a la calle de Jesús, un vial rectilíneo, bastante largo, la arteria comercial y el sitio de paseo al tratarse de una calle sin coches. Vistosa y colorida, en la foto no aparece gente pero la había y en abundancia. Casas con aldaba, balcones coloridos, inmuebles cuidados y empedrado decorado conforman una calle que anima a recorrerla. En algunas paredes de esta villa figuraban versos de poetas locales y también encontramos referencias a un personaje destacado de la primera mitad del siglo XIX, Teotonio de Ornelas, un curioso latifundista de ideas liberales que poniendo sus bienes al servicio de esta causa impidió la victoria de los absolutistas en Terceira.
Y al final de la calle, un sencillo mercado cubierto que data del siglo XIX. Llegamos allí avanzada la mañana y estaba poco animado.
CAMINATA SERRATA-LAGOINHA-SERRATAEl domingo elegimos hacer una
andaina por el interior montañoso en el oeste de la isla, en la pedanía de Serreta, en concreto la ruta circular Serrata-Lagoinha-Serrata.
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Nuestra furgoneta estacionada para empezar la marcha
El día amaneció con niebla intensa, y así estuvo hasta llegar al punto de partida, y un buen rato más.
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| Silencio, soledad y naturaleza durante las horas en el camino |
No teníamos referencias sobre el trayecto, salvo el recorrido grabado en Wikiloc por otros paseantes. Pero ya desde el principio este paisaje campestre con aires londinenses nos pareció de primera.
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| Imponentes bosques de criptomeria japónica |
En seguida nos adentramos en un bosque espeso, y en todo momento el suelo encharcado o embarrado. Con seguridad había llovido en los últimos días y con la arboleda el sol no penetra. En la primera parte abundaban las extensiones de criptomeria, árboles rectilíneos de origen japonés, verdaderamente esbeltos y cuya madera es muy apreciada.
Los paisajes y los tipos de árboles fueron cambiando, pero siempre conjuntos muy bellos.
De manera especial cuando en zonas umbrías el musgo lo tapizaba casi todo.
Aproximadamente tras una hora de marcha las planicies con ligeras pendientes dieron paso a una muy larga cuesta, bastante embarrada, que tuvimos que superar y que nos recordó a nuestras queridas "escaleras Kumano", de cuando hicimos el
viaje a Japón y el Kumano Kodo.
El ascenso nos hizo sudar y nos colocó en un nivel más elevado del monte, donde volvimos a llanear.
En un lateral del camino vimos un desvío a Lagoinha, subiendo casi en vertical a otra parte más alta de esta montaña. No teníamos idea de si merecía la pena y una pequeña parte del grupo subió a explorar. La subida fue larga y cansada, con escalones de madera irregulares. Al cabo de un cuarto de hora, aproximadamente, llegaron a una especie de mirador donde lo único que se veía era la niebla. Así que vuelta para atrás y a seguir la ruta. Claro, los que se habían quedado no manifestaron interés en esta subida.

Los charcos aparecían de seguido y era muy difícil evitar zonas casi inundadas, pero, afortunadamente, el sol se dejó ver.
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Amplias zonas estaban cubiertas de brezo
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Nada turbaba nuestra tranquilidad, el monte era nuestro, y no había más distracción que el ruido de los pájaros, el viento y el agua que resbalaba de las hojas empapadas de los árboles.
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| El paisaje cambia y aparecen extensos prados |
Siguiendo la ruta aparecieron grandes prados y zonas de pasto, conviviendo con los bosques que nos acompañaban desde el principio. Y de repente llegó la sorpresa en la pequeña senda por la que discurríamos, emparedados de una lado por alambre de espino y un pastor eléctrico, y del otro lado una pendiente sobre lo que parecía una caldera.
Debido a las lluvias, el terreno había cedido y un gran socavón impedía el paso.
Tras analizar las opciones, decidimos sortear el alambre de espino y el pastor eléctrico casi arrastrándonos por el suelo, y seguir por el prado unos cientos de metros.
Por suerte estaba vacío, sin ganado, no tuvimos que confraternizar con vacas.

Lo dicho, pasar bajo el alambre de espino fue una tarea complicada.
Una vez de nuevo en el camino, unas tablas providenciales nos salvaron del barro que invadía la senda. A continuación, un muy pronunciado descenso para compensar la subida que habíamos hecho un rato antes. Se trataba de una ruta circular, por lo que debíamos regresar al mismo nivel del comienzo.
Tuvimos tiempo para descansar, pues sin ser una ruta muy difícil nos había desgastado. Superamos un desnivel de 428 metros y oficialmente no llegamos a los 7 kilómetros, que a todos nos parecieron algunos más, en los que empleamos 4 horas y 20 minutos, descansos y paradas incluidas, que fueron muchas, una media real de principiantes totales (2,7 km/h). El punto más alto de la ruta, 734 metros,
GRUTA DO NATAL
La visita a la Gruta do Natal (Gruta de Navidad) es una visita recomendable. Se trata de un tubo volcánico formado en una erupción en la que la lava ha dejado huecos al solidificarse, aunque tiene en muchas zonas más aspecto de cueva que de tubo por sus dimensiones y la presencia de estalactitas y estalagmitas. Es interesante, pero algunos de los presentes habíamos estado en otras más impresionantes.
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| Protegidos con cascos ya que los golpes eran inevitables |
Tiene 700 metros visitables . Como siempre en una cueva, era preciso andar con cuidado por las irregularidades del terreno y el agua que siempre gotea y encharca el suelo.
Un plano a la entrada permitía comprobar el trazado de esta gruta y las zonas por las que íbamos a caminar.
En la mayor parte del recorrido se camina con cierta comodidad, pero hay dos puntos negros, uno especialmente, que hace que no sea aconsejable para todas las personas. En esos lugares había casi que arrastrarse para pasar por una pequeña oquedad y en penumbra. Fue complicadillo, pero lo superamos.
El nombre actual de la gruta data de 1969, cuando se decidió celebrar allí la misa de Navidad, evento religioso que se ha repetido. Anteriormente se denominaba Galería Negra, por la oscuridad que imperaba cuando se descubrió, y también Cova do Cabalo, porque apareció cerca un hueso de caballo. Dentro incluso se ha celebrado un bautizo y hasta una boda.

Pasamos un rato agradable viendo esta maravilla de la naturaleza, incluso recordamos que el año anterior habíamos visitado en Puglia (Italia) una cueva igualmente interesante, la Grutta di Castellana. Esta costó 9 euros, aquella 20 más un plus de 6 que nos colaron. Al margen de la gruta teníamos también intención de conocer el Algar do Carvao, una chimenea volcánica de 80 metros de profundidad con un lago cristalino en el fondo, para lo cual hay que descender 338 escalones, pero estaba cerrada.
Así que nos conformamos visitando solo la gruta y dejamos con esta fotografía constancia del paisaje de la zona, que no está muy lejos de la ruta de la caminata de Serreta, en el parque natural de la Sierra de Santa Bárbara y bosque de Misterios Negros, cerca de Picos Negros.
MIRADOR SERRA DO CUME
Desde la gruta subterránea nos desplazamos al mirador de la Sierra de Cume, y lo que en principio era una forma de completar la tarde se convirtió en una visita inolvidable. Para no explicar el motivo vale con mostrar una fotografía.
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| Cuadrículas en la enorme caldera desde el mirador de Cume |
El mirador sobre lo que se califica de manta de retales, por lo demás una descripción acertada, está considerado el más espectacular de la isla. De manera especial, desde el puente de madera que cuelga al visitante sobre el vacío.
Para hacerse una idea de las dimensiones de la caldera, señalar que alcanza en su punto más extenso 15 kilómetros de diámetro, eso en una isla de 29 por 18 kilómetros. En otras palabras, que en esa hondonada está una parte sustancial del territorio de Terceira.
Pasamos un buen rato extasiados con las vistas, mirando y remirando porque de un vistazo es imposible contemplarla.
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| Colgados del mirador de la sierra de Cume |
Es una visión adictiva, te instalas en el mirador y cómodamente apoyado disfrutas del espectáculo.
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| Justo debajo del mirador, un rebaño de vacas que semejan puntos minúsculos |
Un mosaico inacabable de fincas verdes y alguna solo tostada, separadas por muros de piedra volcánica, la exuberante naturaleza de la isla y al fondo Praia da Victoria y el mar Atlántico. Un momento para recordar.
RESTAURANTES
Comimos bien en las Azores y desde luego también en Terceira, donde disfrutamos de precios similares a los de San Miguel, como ya hemos comentado bastante más económicos que en Flores. Del único que no tenemos foto es del restaurante Golphinho, en el paseo marítimo de Porto Martins. Nos instalamos en la terraza, y tras un quiebro con el entrante que había/no había, tomamos carnes y pescados. Decente, y a una distancia de nuestra casa que nos permitió ir caminando.
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| Taberna Boca Santa en el casco antiguo de Angra, recomendable |
Bastante más interesante
esta taberna en el casco antiguo de Angra, bien puesta y decorada, en el que su propietario nos explicó que lo llevaba con su mujer desde hacía pocos unos meses. A destacar una vajilla muy especial y platos ricos, pescado especialmente.
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Senhor Alguidar, un bufé decente y desde luego barato
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Este
pequeño restaurante bufé de Praia Victoria fue elegido por descarte ya que no encontramos otro a mano esa jornada. La verdad es que por los 12 euros que costaba, todo incluido salvo las bebidas (sumadas salimos a 16), pocas pegas pueden ponerse.
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| Quinta das Azores, donde casi todos tomamos espetadas de carne tamaño XXL |
La jornada de la Serreta terminamos en la
Quinta das Azores, un restaurante en un centro comercial de la periferia de Angra. Era una hora tardía y otras opciones que exploramos sobre la marcha habían fracasado. Es un local enorme, bien puesto, al parecer, la sede de una franquicia. Estuvimos cómodos y correctamente atendidos. En la comida primaba la carne, pero las espetadas eran mejorables.
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| Bar Birou, en el centro de Angra, comida local con toques rumanos |
Comer nueve personas sin reservar y un poco fuera de hora a veces nos dio quebraderos de cabeza. Uno de los días, tras varios intentos, acabamos en el
Bar Birou, un local en el que sus dueños rumanos han aportado recetas de su tierra. Comimos francamente bien (27 euros persona) y nuestro mesero nos dio bastante conversación al darse cuenta de que éramos españoles. Tiene un grave problema de visión del que le han tratado en la clínica Barraquer de Barcelona, y estaba satisfecho del resultado. Y como la semana siguiente se iba de vacaciones a Marruecos, se mostraba alegre.
NUESTRO ALOJAMIENTO Y ALREDEDORES
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| Fachada de nuestra vivienda, bien pero no se correspondía con lo que anunciaban |
La casa que habíamos alquilado,
Vila Canada das Vinhas, se encontraba en Porto Martins, un núcleo de Praia daVictoria al sur de esta ciudad. Es una zona litoral muy volcada en el mar, pero nosotros estábamos en el interior. La vivienda era similar a las anteriores, ya que buscamos siempre disponer de cinco habitaciones, al menos cuatro de ellas dobles y como mínimo tres baños completos. Las dos primeras casas cumplían, pero esta no. Había tres dormitorios dobles y dos sencillos, para nueve personas, con lo una persona quedaba colgada. Además, uno de los tres baños era un aseo, por lo que tuvimos que apañarnos con dos duchas para nueve. Esto y alguna otra deficiencia menor. El parche de los alquilantes fue traer una cama supletoria y apañamos, pero no quedamos contentos. El precio por los 5 días fue de 800 euros.
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| En la cocina preparando el desayuno, momento de máxima actividad |
A lo anterior se sumaba una luz tan deficiente en la cocina que de noche no se podía hacer nada allí. Y la escasez de menaje era clamorosa.
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| Comedor, con nuestro desayuno casero listo |
El comedor tenía un mobiliario pretencioso, pero para cinco días nos daba igual.
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| Clase on line de estiramientos después de la Serreta |
Nosotros íbamos a conocer las Azores y a disfrutar, así que preferimos centrarnos en lo que salió bien, que fue casi todo. Pateamos Terceira, hicimos ejercicio y hasta nos vimos en tres noches la serie Animal, en la que Luis Zahera borda su personaje. Y lejos de Galicia, incluso nos hizo más gracia.
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| Litoral de Porto Martins, un lugar agradable |
Solamente paseamos Porto Martins la tarde del día que llegamos. Después nos centramos en otras partes de la isla que consideramos más interesantes.
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| Paseo marítimo de Porto Martins al atardecer |
Y su paseo marítimo estaba bien diseñado, pero a mediados de octubre lo vimos muy vacío.
Y como despedida de este repaso a nuestra estancia en las islas, una imagen sólida y bien plantada de los tres de las Azores, pues en nuestro grupo de nueve viajeros solo tres eran varones.
Finalmente, una vista de los islotes de las Cabras, situados en el sur de la isla pegados a la costa. Era una única isla circular, pero las erupciones submarinas y la erosión la dividieron. No hay nada en ellas salvo grutas en su acantilados, al parecer refugio de piratas en su día, e importantes colonias de aves.
Por nuestra parte, dejamos Azores contentos del viaje, satisfechos de haber conocido cuatro de sus nueve islas y sin descartar volver cuando sea para ver algunas de las restantes. No será inmediato, pero de momento ya estamos preparando la próxima escapada, que no será muy tarde. Sin dar más pistas, seguro que encontramos algunas imponentes pirámides en el país elegido. Al regreso lo contaremos.
¡Hasta entonces!
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